jueves, 10 de septiembre de 2009

Para todos nuestros profesores!!! Felicidades en su día!!!



Itinerarios de un pensamiento pedagógico


En este Día del Maestro, queremos compartir algunas ideas que surgieron en nuestros encuentros docentes a partir de la disposición para pensar nuestras prácticas en la escuela.

Nos basamos en el concepto de revisitar, el cual nos pone frente a sucesos, prácticas, hechos que, justamente por saberlos conocidos, por formar parte de nuestro recorrido, se naturalizan como tales. Así perdemos nuestra capacidad de asombro, de preguntarnos, para instalarnos en una rutina.

Entonces, revisitar tiene que ver con perfilar un camino que interroga la cotidianeidad y también lo ya vivido con el propósito de producir otra mirada sobre lo ya sabido (Sandra Nicastro, Revisitar la mirada sobre la escuela. Bs.As, Homo Sapiens, 2006).


Esta disposición nos enfrenta al acontecimiento, definido por Maurizio Lazzarato como “un problema a resolver, una tarea a cumplir, la formulación de una pregunta radical”. Un acontecimiento no es la solución a un problema, sino la apertura de posibles.

A partir de este cambio de sensibilidad y en la manera de sentir, se genera un malestar y una insatisfacción. Sobre todo, cuando las soluciones anteriores disponibles ya no alcanzan, ya no sirven.

Entonces, pensamos en la apertura de nuevos pliegues, nuevos dispositivos capaces de desplegar otras posibilidades. No es un acto individual, sino en conjunto con todos los docentes, una fuerza colectiva que haga factible un encuentro.

¿Cómo se genera un encuentro?

Como afirma Deleuze, sin duda, lo que genera el encuentro es algo que va más allá de lo planificado, ese no sé qué, que produce, que se activa y conmueve. Pensamos que el sentido se da porque existe algo entre dos: estudiantes y docentes, pasiones, sueños, deseos.

Hablar de los entres es hablar de encuentros, palabra tan escuchada y a veces tan poco afín a las escenas educativas. No habrá efectos de una enseñanza si algo del orden del encuentro no está en juego.

Para finalizar, como homenaje a todos los docentes de la Escuela, les acercamos unas impresiones que recoge Daniel Pennac sobre las huellas que puede dejar un docente en sus estudiantes.





“(…) La presencia del profesor que habita plenamente su clase es perceptible de inmediato. Los estudiantes la sienten desde el primer minuto del año, todos lo hemos experimentado: el profesor acaba de entrar, está absolutamente allí, se advierte por su modo de mirar, de saludar a sus estudiantes, de sentarse, de tomar posesión de la mesa. No se ha dispersado por temor a sus reacciones, no se ha encogido sobre sí mismo, no, él va a lo suyo, de buenas a primeras, está presente, distingue cada rostro, para él la clase existe de inmediato.”


(…) Los tres estaban poseídos por la pasión comunicativa de su materia. Armados con esa pasión, vinieron a buscarme al fondo de mi desaliento y sólo me soltaron una vez que tuve ambos pies sólidamente puestos en sus clases. No es que se interesaran por mí más que por los otros, no, tomaban en consideración tanto a sus buenos como a sus malos estudiantes. Acompañaban paso a paso nuestros esfuerzos, se alegraban de nuestros progresos, no se impacientaban por nuestras lentitudes, nunca consideraban nuestros fracasos como una problema personal.”

(…)“En su presencia –en su materia- nacía yo para mí mismo: pero un yo matemático, si puedo decirlo así, un yo historiador, un yo filósofo, un yo que, durante una hora, me olvidada un poco, me ponía entre paréntesis, me libraba del yo que, hasta el encuentro con aquellos maestros, me había impedido sentirme realmente allí.

(…)Esos docentes eran artistas en la transmisión de su materia. Sus clases eran actos de comunicación. Su facilidad convertía cada hora en un acontecimiento que podíamos recordar como tal.

(…) Esos profesores no compartían con nosotros solo su saber, sino el propio deseo de saber. Y me comunicaron el gusto por su transmisión. Así pues, acudíamos a sus clases con el hambre de saber”.


Deseamos que nuestro trabajo continúe pleno de movimientos y disposición para el encuentro. ¡Feliz Día!

Pragia y Gustavo