martes, 3 de junio de 2008

Vigilar y castigar. Las sanciones en la escuela secundaria. Por el Prof. Abraham Leonardo Gak.

Abraham Leonardo Gak es Profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires y Asesor de la Escuela Secundaria Scholem Aleijem.



"Vigilancia, ejercicios, maniobras, calificaciones, rangos y lugares, clasificaciones, exámenes, registros, una manera de someter los cuerpos, de dominar las multiplicidades humanas y de manipular sus fuerzas, se ha desarrollado en el curso de los siglos clásicos, en los hospitales, en el ejército, las escuelas, los colegios o los talleres: la disciplina. El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades; pero les dio un subsuelo profundo y sólido: la sociedad disciplinaria de la que seguimos dependiendo." Michel Foucault, Vigilar y castigar.


En días recientes hemos asistido a una discusión, que los medios de difusión reprodujeron, acerca de la reinstalación del régimen de las denominadas “amonestaciones” en las escuelas secundarias.
Recordemos que este régimen consiste en sanciones acumulativas, que al alcanzar una determinada cantidad, colocan al alumno en condición de libre, de modo tal que pierde su carácter de regular; por lo tanto queda separado de sus compañeros y debe rendir examen de todas las materias del año que se encuentra cursando. El número fatídico de “las 25” se transforma así en un mecanismo expulsivo en la mayoría de los casos.

Por otra parte, en recientes declaraciones el ministro de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires informa acerca de un régimen de premios y castigos en elaboración, que reemplazará al mencionado anteriormente.

En primer lugar, considero que la sanción de las transgresiones no debe tomarse como un castigo o venganza por la violación de las reglas que rigen la convivencia escolar. Amonestar es, como la palabra lo indica, advertir acerca de la transgresión y así debe a mi juicio ser utilizado.

En segundo término, creo inconveniente utilizar sanciones académicas –como es el caso de tener que rendir examen de todas las asignaturas- para tratar cuestiones de conducta. Un ejemplo cotidiano de esto es la conocida frase: “si no se callan, les pongo un 1”.

¿Significa esto que nada hay para hacer frente a distintos actos y expresiones –en algunos casos incluso violentos- de los estudiantes, cuando transgreden las normas de funcionamiento establecidas en la escuela?

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